El fenómeno moral más vistoso de la crisis económica actual es, probablemente, el escándalo y condena de la especulación. La especulación que, a pesar de su voracidad, se observaba como la bendita metralla de la prosperidad. Ahora, no obstante, el potente motor de la construcción ha derivado en el máximo virus de la destrucción. Y no lo será por poco tiempo. En lo sucesivo o incluso en el porvenir más próximo todo movimiento especulativo olerá mal, desprenderá su mala fama de crimen y, consecuentemente, todo especulador parecerá una suerte de nuevo terrorista del empleo y el verdadero bienestar. Todo futuro desarrollo de cualquier ciudad cabal tratará de rehuir por lo pronto, cualquier atisbo de arbitrismo especulativo y buscará su porvenir siendo cabal, en el empeño de la innovación y la inversión creativa. Frente al patinaje de la especulación, la roturación creadora, frente a la locura sin freno, la velocidad de la inteligencia constructiva.
De hecho, las ciudades que se han demostrado más vanguardistas e inteligentes en los últimos años han sido todas aquellas que desde Estados Unidos a Singapur, desde Australia a la India o China, han crecido sobre tres pilares fundamentales del sentido creador. Tres conceptos o pilones en forma de T ("le corbusiana") que se resumen en los diferentes conceptos de Tecnología, Talento y Tolerancia. Tecnología nacida de la creatividad. Talento promovido por el bienestar medioambiental y Tolerancia al amparo del no nacionalismo, no al fanatismo, no a la superioridad.
1 comentario:
coye... Alguien debería enviarle esto a Luis Fortuño y a los banqueros que gobernarán esta nación... a ver si dejan de prometer tanto progreso a punta de seguir sembrando cemento...
bah... algo me dice que no entenderán el texto
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